El impacto del coronavirus a nivel mundial dejó en claro que la única forma de supervivencia de las empresas es apostando por el software.
En los últimos meses hemos escuchado una y otra vez que fue la tecnología la que permitió al mundo entero mantener su funcionamiento. Trabajamos, vendemos, viajamos (aunque suene irónico), nos entretenemos y hasta estudiamos de forma remota y a través de plataformas tecnológicas. Y aunque la frase que el Covid-19 digitalizó al planeta ha comenzado a convertirse en un cliché, a las empresas les conviene entender que la pandemia nos demostró que “los ganadores de esta crisis están haciendo software, pero los perdedores también tienen que hacer software”, explicó Nicolas Jodal, CEO y fundador de Genexus.
“No sé cuándo va a terminar esto, lo que sí sé es que vamos a regresar a un mundo diferente. Piensa que incluso los sectores más conservadores, como la educación, tuvieron que transformar su modelo a uno remoto, apoyado por software. Esos modelos no se van a ir. Hoy si nos preguntamos ¿Qué están haciendo las industrias ganadoras como el comercio electrónico o los laboratorios farmacéuticos? La respuesta es software, y si preguntas ¿qué están haciendo o qué deberían hacer los sectores más afectados como el turismo o restaurantero? La respuesta es software”, explicó Jodal.
Uno de los ejemplos que Jodal utilizó fue el caso de Coronavirus UY, la aplicación impulsada por el gobierno de Uruguay y anclada a la tecnología y plataforma de Contact Tracing que Apple y Google liberaron durante los primeros meses de la pandemia y que permitía a los gobiernos utilizar los teléfonos inteligentes de los ciudadanos para informarles si habían estado en contacto o con cierta cercanía de una persona Covid-19 a fin evitar la propagación del virus.
“Además de la tradicional comunidad vinculada a la tecnología –cuya tarea era el desarrollo de la aplicación– también fue protagonista la comunidad médica. El grupo recibió también el aporte de otros actores (…) defensores de la privacidad, expertos en logística y los profesionales en pruebas médicas contribuyeron con aspectos de los recursos disponibles”, explicó la compañía.
La velocidad de desarrollo, dijo Jodal, es reflejo de uno de los principales aprendizajes que le dejó la pandemia: el valor exponencial de la tecnología. Es decir, similar al crecimiento exponencial en la propagación del virus, el sector tecnológico tiene la capacidad “porque está acostumbrado” a reaccionar a esos movimientos exponenciales e imprevistos de una forma acelerada. Si las empresas tecnológicas se vuelven estáticas, mueren.
Hoy el reto para la mayoría de las organizaciones es tratar de entregar esa capacidad de desarrollo tecnológico sin importar si cuentan con departamentos o expertos de tecnología.
Ese reto es una de las principales apuestas de Genexus, bajo el concepto de desarrollo conocido como de Low Code, una tendencia que ofrece un entorno de desarrollo utilizado para crear aplicaciones a través de interfaces gráficas de usuario, en lugar de la programación tradicional que se debe codificar a mano.
El objetivo de low code es reducir los tiempos de programación para las empresas grandes en la liberación de programas o incluso permitir que usuarios sin conocimientos de lenguajes de programación puedan contribuir en la creación de software.
“La tendencia de low code está creciendo de forma exponencial, piensa que te da la potencial de crear aplicaciones como la de Coronavirus UY que una semana antes de su desarrollo no teníamos idea de que íbamos a necesitar algo así. A partir de ahora esa va a ser la nueva necesidad del software acelerada, que no se puede construir de forma manual”, dijo Jodal.
El ejecutivo explica que la idea no es que la gente deje de estudiar o no aprenda código. “Creo que es muy importante que las nuevas generaciones aprendan a programar, no porque lo vayan a utilizar, sino por el valor que les puede dejar en toda su vida laboral. Cuando uno crea una aplicación o sistema y este falla, el error nunca es culpa de la máquina, es error humano. Trabajar con ese modelo en mente te permitirá tener una mayor calidad y cuidado de tu trabajo”.
Jodal también confirmó que apuntan a crecer su presencia en mercados como Japón y China.
Ni tu auto, ni tu cuenta bancaria te necesitarán
A pregunta expresa sobre el futuro de la compañía, el CEO de Genexus dijo que uno de los focos más importantes e interesantes en la punta de la tecnología gira en torno al poder de automatización, como los vehículos autónomos, de proceso gracias al desarrollo de los sistemas de aprendizaje de máquina o la inteligencia artificial.
“Yo he dedicado mucho tiempo de forma temporal al concepto de crear software para la automatización. No sólo para que los autos se manejen solos, sino para que mi cuenta bancaria se maneje y administre mejor sola”, explicó Jodal.
Ante el reto y temor si el software de inteligencia artificial puede lograr algo que el ser humano no, que es evitar los sesgos, Jodal confensó que no lo ve posible, pero agrega que lo importante no será si los sistemas de inteligencia artificial tienen sesgos o no, sino la capacidad que tendremos nosotros como seres humanos para preguntarles cómo llegaron a ellos.
“Podemos tener software de AI tipo blackbox, donde no sabemos cómo tomar las decisiones. De hecho nosotros como humanos funcionamos muchas veces así, por ejemplo cuando manejamos, tomamos decisiones de forma inconsciente. Pero creo que el mejor camino es cuando tienen que dar explicaciones para poder entender por qué hizo tal cosa, creo que no podemos dejar que las máquinas tomen decisiones solo porque así fueron entrenadas”, comentó.
El poder de las tecnológicas
Finalmente, Jodal mencionó que sí es necesario que los reguladores entiendan de tecnología a fin de evitar el desarrollo de monopolios tecnológicos, un ejemplo, la compra de Facebook a WhatsApp algo que el ejecutivo señaló como “algo que jamás se debió haber permitido”.
“El problema es que si los reguladores no entienden de tecnología, por crear intentos de control, terminan haciendo al fuerte cada vez más fuerte. No es que tengan una mala intención, es que no entienden, un ejemplo claro es la ley de protección de datos de Europa, en la práctica es tan compleja que las únicas empresas que la pueden cumplir son Facebook y Google y que justo se creó para controlarlas, pero para una startup es casi imposible cumplirla. No se trata de que sepan programar los reguladores, pero tiene que entender de tecnología para tratar de crear controles reales”, apuntó.