VIGILANTES DE FRACCIONAMIENTOS PRIVADOS ARRIESGAN SU VIDA POR EL PATRIMONIO DE COLONOS

Vigilantes de fraccionamientos privados arriesgan su vida por el patrimonio de colonos.

León, Gto. Los guardias de seguridad privada que están a cargo de los cercos de acceso de los distintos fraccionamientos privados, hacen su trabajo sin saber si volverán a casa por perder la vida al enfrentarse con asaltantes armados o por impedir el robo del patrimonio de la ciudadanía.

Al menos así es como describen su trabajo los vigilantes de diferentes fraccionamientos privados del bulevar Delta, ubicadas en alrededores de zonas habitacionales de alta problemática, donde sus habitantes han sufrido robos a pesar de la infraestructura de vigilancia.

Tanto en colonias populares como en fraccionamientos, el robo a casa habitación está a la orden del día, tanto las casas muestras como las que ya tienen dueños.

Para uno de los vigilantes del fraccionamiento Torremolinos, sus 20 años de experiencia le han hecho saber que lo mínimo que puede esperar durante su jornada por parte de un delincuente  es ser  insultado por negarle el acceso y luego ser lesionado en su integridad a golpes o con un arma.

No vale la pena arriesgar la vida

Para el vigilante, a pesar de que tome los registros de cualquier visitante, admite que no vale la pena el arriesgar su vida por impedir un robo armado, pues bajo su perspectiva existen dos tipos de delincuentes.

“Hay ladrones simples o primerizos, que son los que brincan bardas perimetrales o los que se pasan por los filtros de colonos que andan a pie, por lo regularmente se roban  bicicletas o lo que puedan encontrarse y luego están los delincuentes profesionales, los que se infiltran usando credenciales falsas y utilizando vehículos de lujo”, contó el vigilante.

Los primeros son inexpertos, los detiene la policía, mientras qe los segundos incluso han sido bandas de colombianos y de personas foráneas a la ciudad, estado y hasta de otro país, coludidas con las autoridades.

Uno de los compañeros del guardia de seguridad mencionó que los delincuentes además hacen boquetes en las paredes  y otros más inventan direcciones o dicen que vienen con personas que no los conocen para poder burlar la vigilancia.

Problemas por la regularización

En la zona de los clúster privados que se ubican en el bulevar Épsilon, en el fraccionamiento Villas de Cirella, uno de los vigilantes recalcó la importancia de permanecer en una empresa que está regulada por las autoridades municipales.

“Cuando trabajamos para empresas irregulares sí batallamos por nuestros derechos laborales, seguro social y prestaciones, no nos damos cuenta que tienen procesos pendientes, pero cuando todo está en orden hay mucho apoyo y coordinación con el municipio”, dijo.

Afortunadamente el vigilante puede presumir que en dicho fraccionamiento hay un saldo blanco en cuestión de delitos, aunque cuando hay que investigar, las bitácoras de acceso y salida, así como las grabaciones de las cámaras de seguridad son analizadas a fondo.

Eso sí, si es necesario el llamado de las autoridades, una llamada basta para que se presenten ante el llamado, cuentan los entrevistados.

Contrasta personal de seguridad privada

En la zona residencial de Santa Fe, Sierra Nogal y Punta del Este, Jardines del Campestre o Gran Jardín, los puntos de acceso suelen ser más rigurosos que en los anteriores fraccionamientos privados.

Lo anterior se pudo confirmar cuando este medio realizó un recorrido por los diferentes fraccionamientos y residenciales que cuentan con vigilancia privada, pues en esta zona hasta fotografías de los conductores los vigilantes tomaban.

En estos fraccionamientos, las filas para acceder, son superiores en los accesos de visitante, que en los de colonos, pues un minucioso registro es levantado por los vigilantes. Repartidores de comida y familiares de los habitantes, deben pasar por los mismos filtros.

El nivel de seguridad contrasta con otros fraccionamientos. Como en la avenida Vía de las Orquideas, donde todos los fraccionamientos privados que hay por la zona, tienen por lo menos un solo vigilante

En algunos residenciales los accesos permanecen cerrados y en otros fraccionamientos apenas se instala la infraestructura para poder instalar cámaras de seguridad.

Por otra parte quien ingresa es cuestionado por los vigilantes y solo en algunos de los casos, cuando el colono confirma la visita, puede ingresar, aunque más vigilancia puede encontrarse al interior de los circuitos privados

Preocupa clonación de tarjetas

En los residenciales mencionados los colonos se dijeron expuestos a la delincuencia pese a la infraestructura de seguridad privada con la que cuentan en sus instalaciones de acceso.

Vecinos consultados durante este recorrido señalaron que cuando ocurren robos al interior de los residenciales, sospechan de todo aquel que ingresó por los cercos durante los minutos previos al delito, pues no se explican cómo fueron perjudicados pese a todo el nivel de vigilancia con el que cuentan.

“El 10 de octubre en Jardines de Santa Fe se metieron supuestos miembros de la Guardia Nacional a cometer un robo, ahí nunca supimos si eran auténticos o delincuentes que se hicieron pasar por agentes federales, pero fuera de eso, tenemos más miedo de las tarjetas que permitan el acceso porque ya han sido clonadas y como pasan en vehículos de lujo se van desapercibidos, pero así hay muchos casos”, dijo un ciudadano.

Los guardias de seguridad señalaron que la clonación de las tarjetas es toda una problemática que les preocupa ya que desconocen la forma en la que llegan a burlar los cercos de vigilancia.

“Cuando era el censo del INEGI había personas que no tenían su gafete y pedían su entrada, les tomábamos fotos y al pasar su actuar era sospechoso. También una vez vinieron los de la CFE con un formato falso y hasta repartidores de UBER que nos han levantado reportes”, dijo otro vecino.

 

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