Por José María Manzano Callejo
En esta pandemia que azota al mundo desde 2019 se han dado tres crisis, la sanitaria, la económica y la psicológica.
La COVID 19 ha alterado de forma drástica los hábitos de vida de nuestra sociedad. Una población especialmente vulnerable a estos cambios son los niños. Insomnio, ansiedad, irritabilidad, regresión a etapas previas, volviendo a presentar eneuresis nocturna o miedo a enfermar, son algunas de las consecuencias que ha producido el confinamiento. Posteriormente al volver a la calle las cosas habían cambiado con uso de mascarillas, distancia de seguridad, miedo al contagio, etc.
Es pronto para saber las secuelas a largo plazo en los niños de esta pandemia. En el momento actual se dan alteraciones de conducta menores, como estrés, regresiones a etapas anteriores, explosiones agresivas o dificultades de sueño.
Consecuencias psicosociales de la pandemia Covid19 en los jóvenes
Las secuelas psicológicas, en los niños más inestables con antecedentes previos a nivel emocional, pueden dar diferentes manifestaciones comportamentales, como ansiedad, comportamientos regresivos, somatizaciones de la ansiedad o conductas de rebeldía a las normas.
Hay una serie de factores de riesgo para las alteraciones psicológicas en esta pandemia. Así, padecer un trastorno emocional previo puede ser agravado por la pandemia. Como ejemplo un trastorno del espectro autista, que requiere mantener sus rutinas diarias, se puede ver muy alterado al desaparecer estas rutinas en la pandemia. Otro ejemplo sería los niños con trastorno obsesivo compulsivo, en algunos de los cuales podrían incrementarse el miedo al contagio por el COVID 19. Otro factor de riesgo es el económico. Se ha visto que la pobreza se relaciona con la salud mental en la población infantil. Este factor se ha incrementado notablemente en esta pandemia. Otro factor sería el abuso de las nuevas tecnologías, que entre otros problemas provoca insomnio. Otro factor de riesgo es la falta de actividad psicomotriz que puede tener repercusiones a medio plazo en el desarrollo cognitivo y psicomotor de los niños, sobre todo en los más pequeños. Y, por último, el factor del aislamiento y violencia familiar. Se sabe que en estados de confinamiento o de restricciones de movilidad, debido a la mayor permanencia en el medio familiar, es cuando hay más casos de violencia intrafamiliar. De hecho, durante la pandemia se han incrementado el número de denuncias a la policía por este hecho.
La Sociedad Española de Psiquiatría Infantil ha recomendado las siguientes recomendaciones para ayudar a las familias a manejar el miedo y la incertidumbre que esta situación puede provocar en la población infantil. Se proponen las siguientes líneas de cuidado del bienestar psicológico de los niños: En primer lugar, una comunicación positiva que permitan al menor expresar sus sentimientos como el miedo, la angustia o el aburrimiento. La ausencia de esta comunicación puede provocar en los niños conductas evitativas. En segundo lugar, se debe educar en hábitos de salud. Mantener horarios de comida y sueño estructurados, separar horas de espacios de aprendizaje, escolarización y ejercicio físico. En tercer lugar, una crianza positiva. La pandemia ha cambiado la vida familiar de muchos hogares españoles: teletrabajo de los padres, escolarización online o tensiones de los padres a veces por la pérdida de trabajo. Todo esto ha hecho que organizaciones como UNICEF o la OMS hayan desarrollado guías para ayudar a los padres a afrontar esta crisis originada por la COVID 19.
Secuelas psicológicas de la pandemia en el personal sanitario
Preservar los derechos de los niños y niñas, su salud psicológica y su desarrollo integral, es un reto social al que deben enfrentarse las autoridades competentes en materia sanitaria.
Para finalizar, resaltar un aspecto positivo, el confinamiento o las restricciones de movilidad supone una oportunidad para mejorar la convivencia con los hijos y mejorar las relaciones con los hijos. Usar el humor o realizar actividades domésticas y lúdicas puede fortalecer los vínculos familiares.