INDUSTRIAS CREATIVAS Y CULTURALES, FUENTE DE EMPLEO Y CRECIMIENTO EN LAS COMUNIDADES

En estos tiempos de globalización y pandemia, de desafíos y oportunidades, las escasas industrias creativas de los países en desarrollo buscan abrirse paso por medio del acceso y empleo de las tecnologías de la comunicación, generando presencia y reconocimiento en el mundo por su potencial como impulsoras del desarrollo económico y el desarrollo humano.

No se trata de simples productos o bienes ornamentales, como en muchos casos se les define, son responsables, entre otras cosas, del crecimiento industrial y la generación de fuentes alternas de empleo y de ingreso para la economía familiar a través del estímulo a la creatividad, la participación y el aprendizaje, principalmente en el ámbito comunitario.

Además, son un excelente medio para dar a conocer la identidad y el patrimonio cultural de una región, grupo cultural o país. Pudiéramos determinarlo como un componente principal para la promoción de la riqueza y diversidad cultural.

De acuerdo con el comunicado de prensa de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, 2019), China, Hong Kong (China), India, Singapur, Taiwán, Provincia de China, Turquía, Tailandia, Malasia, México y Filipinas fueron las diez principales economías en desarrollo que lograron estimular el comercio mundial de bienes creativos.

Mientras que, entre las economías desarrolladas, Estados Unidos, Francia, Italia, el Reino Unido, Alemania, Suiza, Países Bajos, Polonia, Bélgica y Japón fueron los diez principales exportadores de bienes creativos.

Las industrias creativas son un excelente medio para dar a conocer la identidad y el patrimonio cultural de una región, grupo cultural o país.

Ante este panorama mundial, marcado por la COVID-19, México puede, con mucha voluntad política e institucional, fortalecer su competitividad global en el ámbito de las exportaciones creativas ya que cuenta un rico y muy diverso patrimonio cultural y la abundancia de talento creativo.

Impulsar y estimular el desarrollo de este sector de las industrias creativas no sólo puede detonar la participación de los países en desarrollo en el mercado mundial, además puede y debe beneficiar localmente a las comunidades en situación de pobreza, permitiendo generar ingresos, potenciar a los artistas populares y portadores, contribuir al arraigo y disminuir, entre otras cosas, la migración a las zonas urbanas, además de recuperar la autoestima individual y colectiva, la afirmación de identidades locales, la inclusión y el fortalecimiento del tejido social en vulnerabilidad por violencia y delincuencia.

Históricamente, la creatividad en nuestro país, producto de la conformación pluricultural de la nación, ha hecho posible que la diversidad cultural tenga un reconocimiento en el panorama global.

Con la situación extraordinaria que se vive actualmente a nivel global y local, se tiene la gran oportunidad de proponer y encabezar el cambio de una economía basada en los bienes físicos y la tecnología, hacia una economía creativa sustentada en el desarrollo de experiencias, articulando acciones en todos los niveles y desarrollando talentos para las habilidades necesarias para la nueva economía digital.

Impulsar y estimular el desarrollo de este sector puede beneficiar a las comunidades en pobreza, al generar ingresos, potenciar a los artistas populares y portadores, contribuir al arraigo y disminuir la migración a las zonas urbanas.

En la región cultural maya del sureste mexicano, conformada por territorios de gran riqueza natural y cultural, y que será conectada próximamente por el Tren Maya, se requerirá de jóvenes mayas con formación en el sistema educativo intercultural para construir el andamiaje que nos permita consolidar a los profesionales del México creativo que demandan las nuevas realidades locales, fundamentalmente anclados en las bases culturales comunitarias.

Pero ello habrá que entenderlo como un ejercicio continuo, representativo, participativo y principalmente colaborativo, en el cual la diversidad de agentes que forman parte del naciente ecosistema asuman responsabilidades y retos de manera compartida.

La microrregión cultural de la zona centro maya del estado de Quintana Roo, ruta y estación del Tren maya, es un espacio social diferenciado histórica y culturalmente del resto de la península de Yucatán.

En ella habitan los mayas descendientes de los protagonistas de la gesta heroica de 1847-1901 conocida como “Guerra Social Maya”, quienes lucharon por la libertad de su territorio y autonomía.

Destaca por su riqueza cultural tangible e intangible, expresada en sitios históricos, música, danza, arte popular, gastronomía, medicina tradicional, vestimenta, formas de organización social, cosmovisión y lingüística, entre otros.

Este territorio de cultura maya viva abarca casi en su totalidad el actual municipio de Felipe Carrillo Puerto. Ubicado en el centro oriente del estado de Quintana Roo, la población indígena y mestiza (más del 80%) mantiene una unidad histórica y cultural. Se asumen como mayas máasewales o, como se les denomina desde el exterior, mayas “Cruzóob” (Adoradores de la Santísima Cruz).

Ante el turismo masivo, las jóvenes bordadoras mayas organizadas en núcleos comunitarios producen bordados para atender la demanda del mercado turístico.

En cuanto a técnicas artesanales tradicionales, los bordados que realizan las mujeres de este territorio reflejan aspectos de la cosmovisión del grupo.

Giran alrededor de un mundo de figuras geométricas que representan motivos prehispánicos y contemporáneos que han sido desplazados paulatinamente conforme avanza el empleo de equipos tecnológicos contemporáneos, la integración de símbolos foráneos y el desarrollo turístico masivo.

El turismo masivo ha implicado y ha propiciado importantes cambios en las industrias creativas modernas, por ejemplo, jóvenes bordadoras organizadas en núcleos comunitarios producen bordados para atender la demanda del mercado turístico.

A pesar de lo anterior y gracias a la memoria histórica de las abuelas que acompañan estos procesos, las historias acerca de la gran guerra “Nojoch Báatée Tambal” no han sido olvidadas, como tampoco lo han sido los diseños de los bordados antiguos que las mujeres llevaban en sus hipiles.

En este contexto histórico y cultural se han desarrollado industrias creativas comunitarias, por ejemplo, el colectivo de bordadoras mayas de la comunidad de “X-Pichíil”, declarado en el 2019 como “Pueblo Artesanal” (por el H. Ayuntamiento de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo).

Algunas de sus integrantes cuentan con formación universitaria, van reconociendo y revalorando en gran medida la riqueza de su patrimonio propio y están retomando elementos de su historia y cultura, propiciando con ello el resurgimiento de los diseños del bordado antiguo, que sigue teniendo significado para entender la vida cotidiana maya, así como su adecuación para interactuar en nuevos escenarios y destinatarios.

En el ámbito de tradiciones y expresiones orales, usos sociales, rituales y actos festivos, destaca la propuesta juvenil de Jesús Cristóbal Pat Chablé (“Pat Boy”).

Hace falta reconocerlas, valorarlas, y crear las condiciones óptimas para su desarrollo y florecimiento.

Originario de la comunidad maya de Pino Suárez, de Felipe Carrillo Puerto, “Pat Boy” realiza acciones de fortalecimiento de su lengua materna el máaya t´áan. A la fecha es considerado uno de los líderes en la región del rap en lengua maya.

Es fundador y coordinador general de ADN-MAYA Producciones, empresa creativa de iniciativa social que apoya e impulsa a los nuevos valores y talentos del Rap Maya peninsular. El rap maya que promueve “Pat Boy” transmite, mediante su lírica, mensajes positivos a las nuevas generaciones para que se sientan orgullosos de su historia, lengua y cultura maya.

Ambas industrias forman parte de la historia, patrimonio e identidad, que ante los embates de la globalización han sabido posicionarse y apropiarse de los elementos que nutren sus propuestas y fortalecen sus procesos. Es así como el talento maya y la riqueza de nuestra cultura son un motor para el desarrollo de las industrias creativas.

Sin embargo, no solo hace falta reconocerlas y valorarlas, sino también crear las condiciones óptimas para su desarrollo y florecimiento.

Compartir en:​