HÁBITOS PARA MEJORAR SUS FINANZAS

Desde el año 2015 se celebra el Día de la Educación Financiera, una fecha incluida en el calendario mundial con el objetivo de conmemorar el esfuerzo de entidades públicas y privadas por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través de la formación técnica en conceptos básicos de la economía, que le permita a las personas tomar decisiones acertadas en cuanto a la administración del dinero.

Un evento mundial como la pandemia del Covid-19 puso a prueba el conocimiento de personas y comunidades enteras frente a la administración del dinero, hecho que para muchas familias representó mayor endeudamiento para suplir las necesidades básicas del hogar, mientras que para otros, fue un escenario de aprendizaje en donde administraron los ingresos ante alzas en los alimentos, el menor flujo del efectivo y las nuevas necesidades de primer orden para reducir la posibilidad de contagio del virus.

De acuerdo con Irina del Mar Nieto, Líder del programa de Finanzas Personales de Financiera Progressa, este escenario evidenció una vez más la poca preparación que tienen las personas en la administración de sus ingresos y el impacto directo que esto tiene en la productividad de las empresas, que entendieron la necesidad de capacitar a su personal en esta materia, con el objetivo de hacerlos más prósperos y eficientes.

“Ser un ingeniero, médico, financiero o economista, no garantiza tener una buena administración del dinero, por dos razones, la primera falta de conocimientos porque no se enseña y dos, aunque algunas veces tomamos decisiones racionales, la mayoría de las veces actuamos como humanos y eso significa que hay muchos factores en juego de tipo emocional y contexto, lo que requiere un entrenamiento consciente y constante”, destacó.

La líder del programa de educación financiera – Progressa Financieramente– destacó ocho escenarios en los que las personas deben involucrarse para conseguir ese equilibrio financiero deseado, mientras se aprende a vivir con la plenitud arrebatada por las llamadas de prestamistas, el insomnio pensando en las cuentas sin pagar y la angustia de la incertidumbre de cómo se afrontará el mañana:

Entrenamiento consciente y constante: Ser un ingeniero, médico, financiero o economista, no garantiza tener una buena administración del dinero, por dos razones, la primera falta de conocimientos porque no se enseña y dos, aunque algunas veces tomamos decisiones racionales, la mayoría de las veces actuamos como humanos y eso significa que hay muchos factores en juego de tipo emocional, lo que requiere un entrenamiento consciente y constante.

Ajustar la línea de tiempo frente al dinero: el patrón típico de administración es “mes vencido” en la que los gastos del mes se cubren con los ingresos del mes, ante un imprevisto no hay un plan “B”. La invitación es a planear, modificar el punto de observación a una distancia mayor, como mínimo un año para ver los ingresos y gastos con sus variaciones mes a mes, de acuerdo con el pago de impuestos, seguros, fechas especiales, ingreso al colegio o la U, entre otros. (Esté tal vez, uno de los grandes aprendizajes que dejó la pandemia.)

El ahorro aumenta la autoestima: Es un hábito que pone en juego 4 variables, metas claras, constancia, proyección en el tiempo y motivación. El ahorro tiene un impacto más allá de lo económico pues está comprobado que aumenta la autoestima en las personas, cuando tiene un objetivo claro, es el primer paso hacia la libertad de elegir, de construir el futuro como se sueña. Es el regalo que tu “Yo del presente” le hace a tu “Yo del futuro” y es una acción de amor propio.

Finanzas sanas y sacrificio no son lo mismo: Dentro de las muchas creencias acerca del dinero “tener unas buenas finanzas es equivalente a restricciones y sacrificios, como si esto fuese un régimen” conceptos que surgen como la consecuencia de no conocer métodos, estrategias y los pequeños empujones que pueden hacer de la gestión del dinero tenga cambios.

La experiencia ha demostrado que, en esa irracionalidad y falta de control, el dinero no se destina a lo que realmente quisieran las personas, “compramos lo que no queremos”. Mejorar los hábitos y aumentar la conciencia al momento de tomar decisiones económicas, hará que el dinero esté disponible para el bienestar, la elección con libertad y una vida más armónica.

Búsqueda voluntaria de herramientas de aprendizaje: Empresas y personas que entienden la necesidad de tener claros estos conceptos deben incentivar a quienes no se les ha pasado por la mente controlar sus finanzas personales. Se requiere llegar a ellos para inspirarlos a hacer algo diferente a lo que han aprendido, incentivándolos a aprender de una forma sencilla y amigable.

Diferencie entre desconocimiento y desinformación: Hay quienes conocen de indicadores financieros, finanzas corporativas e inversiones, lo que no garantiza que cuenten con los conocimientos básicos para administrar su dinero en pareja o en familia. Estas brechas se convierten en otro objetivo de educación, en el que primero debe haber un proceso de reconocimiento sobre lo que no se sabe aún.

Educación clara y sencilla: Es toda una labor de seducción constante llevar cada día más colombianos a dedicar tiempo a sus finanzas, pues, así como cuando usted quiere tener un cuerpo saludable, le dedica mucho tiempo al ejercicio y la alimentación, en las finanzas sucede exactamente igual. Lo anterior, representa uno de los retos en la educación financiera, relacionada con la enseñanza práctica y sencilla.

Consumo consciente y sostenible: “De nada sirve la inteligencia sino existe conciencia”. Al esforzarse todos los días en documentarse, leyendo lo que pasa en el mundo y restringiendo el consumo innecesario de productos, el individuo podrá desarrollar un criterio de sostenibilidad que le garantice la toma de buenas decisiones en el futuro cercano.

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