Existe unanimidad entre los expertos en demografía en señalar que nos dirigimos hacia un mundo cada día más urbano. Según el pronóstico de Naciones Unidas, casi el 85% de la población de nuestro planeta vivirá en grandes ciudades en el año 2050. Ante tal panorama, resultará imprescindible desarrollar adecuadamente sendos ecosistemas razonablemente sostenibles de movilidad para evitar efectos perniciosos que empeoren la salud de la naturaleza.
De entrada, el sector del automóvil ha tomado la delantera, puesto que lleva ya mucho tiempo desarrollando tecnología inteligente, destinada a optimizar el uso de los vehículos. Hoy día, muchos coches de última generación están vinculados con su propietario de manera permanente mediante avanzadas aplicaciones que se gestionan a través del smartphone. Y lo mejor del caso es que estos flamantes modelos, conectados a Internet, actualizan su software automáticamente para beneficiarse de las últimas mejoras introducidas por el fabricante en materia de electrónica.
Ford y Bosch han desarrollado un sistema inteligente que permite aparcar los coches en un parking sin que sea necesario llevar conductor al volante
Gracias a sistemas de fácil manejo, el usuario puede controlar, de manera remota, aspectos como el nivel de combustible o la carga de las baterías, el estado de las puertas y ventanas, ajustar la temperatura idónea del habitáculo, abrir y cerrar a distancia, y encontrar el vehículo en un parking. Otra función que ya forma parte del presente de la automoción es la llave inteligente, gestionada también a través del smartphone, que permite delegar el coche en remoto, con el fin de que lo pueda abrir y conducir cualquier persona autorizada por el propietario.
Una función que ya forma parte del presente de la automoción es la llave inteligente, gestionada también a través del smartphone
En el reciente Salón de Múnich, los aficionados al motor tuvieron la oportunidad de contemplar un avanzado experimento, fruto de la colaboración entre Ford y Bosch, que han desarrollado un interesante sistema de aparcamiento autónomo. Fundamentalmente, se trata de un compendio tecnológico que pone en comunicación sendos coches, dotados con múltiples sensores de presencia y capaces de moverse por sí mismos, con una instalación de parking también inteligente.
En la prueba impulsada por Ford, los conductores únicamente tienen que preocuparse por dejar el coche en una zona especialmente habilitada como recepción y bajarse de él. Tras dar la orden correspondiente a través de su smartphone, el vehículo se pone en movimiento, para dirigirse hacia el hueco previamente asignado. A la vuelta, más de lo mismo. El cliente ordena que necesita su automóvil, y la infraestructura electrónica desarrollada para la ocasión se encarga de traerlo hasta el punto de entrega.
Cuando la mayoría de automóviles estén conectados entre ellos y con las infraestructuras de las ciudades, debería ser fácil mejorar el flujo del tráfico
Cuando la mayoría de automóviles estén conectados entre ellos y con las infraestructuras de las ciudades, debería ser fácil mejorar el flujo del tráfico
Si se ha equipado un parking con la infraestructura necesaria para convertirlo en una instalación que funciona de modo autónomo, algo similar se tendrá que hacer con las calles de las principales ciudades del mundo si queremos que sean inteligentes. La tecnología para que los automóviles se comuniquen entre ellos y con las infraestructuras de las vías por las que discurren ya existe. Lo que falta es implantarla de modo masivo para conseguir, por ejemplo, que las esperas innecesarias en los semáforos queden erradicadas de nuestras vidas.
Que la industria de la automoción va por delante queda demostrado incluso a través de la innovadora tecnología que está desarrollando Goodyear para las ruedas del futuro. El fabricante de neumáticos trabaja en un avanzado sistema que va a ser capaz de examinar el estado de la carretera por la que se está circulando. Tomando como base una información tan valiosa como si el piso está mojado, con nieve, o bacheado, los automóviles autónomos del porvenir podrán calcular adecuadamente las distancias de frenado y de seguridad idóneas.
Cuando la mayoría de vehículos que circulan cotidianamente por el mundo formen parte de una gigantesca red, conectándolos entre ellos y con las infraestructuras inteligentes, la rapidez en la circulación y gestión de datos va a asumir el máximo protagonismo. No en vano, el tráfico de datos va a tener tal magnitud, que sería una tragedia intentar meterlos por un embudo incapaz de tragárselos al inmediato ritmo que va a necesitar el panorama de la movilidad autónoma para implantarse con garantías de éxito.