Físicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) crearon una superautopista de cinco carriles para electrones que puede abrir una nueva etapa para la electrónica ultraeficiente.
El trabajo, publicado en Science, es uno de varios descubrimientos importantes realizados por el mismo equipo durante el año pasado sobre un material que es esencialmente una forma de grafeno.
Este descubrimiento tiene implicaciones directas para los dispositivos electrónicos de baja potencia, porque no se pierde energía durante la propagación de los electrones, lo que no pasa en materiales normales, en los cuales los electrones se dispersan, señala en un comunicado Long Ju, profesor asistente en el Departamento de Física del MIT y autor correspondiente del artículo.
El fenómeno es similar a los automóviles que circulan por una autopista de peaje abierta, a diferencia de los que circulan por rutas secundarias. Los autos de estas rutas de menor capacidad pueden ser detenidos o frenados por otros conductores que hacen paradas abruptas o cambios de sentido que interrumpen desplazamientos que de otro modo serían fluidos.
El material detrás de este trabajo, conocido como grafeno pentacapa romboédrico, fue descubierto hace dos años por físicos liderados por Ju. Encontramos una mina de oro y cada primicia revela algo nuevo, asegura el investigador, que también está afiliado al Laboratorio de Investigación de Materiales del MIT.
En un artículo de Nature Nanotechnology del pasado octubre, Ju y sus colegas informaron del descubrimiento de tres propiedades importantes que surgen del grafeno romboédrico. Por ejemplo, demostraron que podría ser topológico o permitir el movimiento sin obs-táculos de electrones alrededor del borde del material, pero no a través del medio. El resultado fue una superautopista, pero requirió la aplicación de un gran campo magnético unas decenas de miles de veces más fuerte que el de la Tierra.
En el trabajo actual, el equipo informa haber creado la superautopista sin ningún campo magnético.
Sistema más sencillo
Tonghang Han, estudiante de posgrado en física del MIT, es uno de los primeros autores del trabajo. No somos los primeros en descubrir este fenómeno general, pero lo hicimos en un sistema muy diferente. Y en comparación con los sistemas anteriores, el nuestro es más sencillo y también admite más canales de electrones, explica Ju.
Otros materiales sólo pueden soportar un carril de tráfico en el borde. De repente lo aumentamos a cinco.
La mina de lápiz, o grafito, está compuesta de grafeno, una sola capa de átomos de carbono dispuestos en hexágonos parecidos a una estructura de panal. El grafeno romboédrico se compone de cinco capas apiladas en un orden superpuesto específico.
El profesor y sus colegas lo aislaron gracias a un novedoso microscopio que Ju construyó en el MIT en 2021 y que puede determinar de forma rápida y relativamente económica una variedad de características importantes de un material a nanoescala. El grafeno apilado en forma de pentacapa romboédrica tiene sólo unas pocas milmillonésimas de metro de espesor.
En el trabajo actual, el equipo modificó el sistema original añadiendo una capa de disulfuro de tungsteno. La interacción entre éste y el grafeno romboédrico pentacapa dio como resultado esta superautopista de cinco carriles que opera con un campo magnético cero, explica Ju.
El fenómeno que el grupo Ju descubrió en el grafeno romboédrico y que permite a los electrones viajar sin resistencia en un campo magnético cero se conoce como efecto Hall anómalo cuántico. La mayoría de la gente está más familiarizada con la superconductividad, fenómeno completamente diferente que hace lo mismo, pero ocurre en materiales muy distintos.
Ju destaca que, aunque los superconductores se descubrieron en la década de 1910, se necesitaron unos 100 años de investigación para lograr que el sistema funcionara a las temperaturas más altas necesarias para las aplicaciones. Y el récord mundial todavía está muy por debajo de la temperatura ambiente, agrega.
De manera similar, la superautopista romboédrica del grafeno opera a unos 2 kélvines o menos 271 grados Celsius. Se necesitará mucho esfuerzo para elevar la temperatura, pero como físicos, nuestro trabajo es proporcionar información; una forma diferente de realizar este (fenómeno), concluye Ju.