ESTOS DRONES KAMIKAZES CON INTELIGENCIA ARTIFICIAL REINVENTAN LAS TÁCTICAS MILITARES

Los drones autónomos están en plena transformación. Una nueva generación, equipada con inteligencia artificial, podría cambiar radicalmente la situación en los campos de batalla.

Son pequeños, rápidos y autónomos: los drones Bolt y Bolt-M, desarrollados por la empresa Anduril, se destacan por su capacidad para moverse sin piloto gracias a un sistema de navegación autónomo impulsado por la inteligencia artificial (IA). Su capacidad de despegue y aterrizaje vertical (VTOL) permite un despliegue rápido en entornos complejos y sin infraestructuras pesadas.

Los drones de la gama Bolt están diseñados para distintas misiones. El modelo básico, Bolt, está dedicado a la vigilancia y al reconocimiento. Puede volar hasta 45 minutos, con un alcance de 20 kilómetros. Pero la innovación más importante reside en el modelo Bolt-M, pensado para misiones ofensivas con una capacidad de carga de explosivos de hasta 1,4 kilogramos.

Gracias a la IA, este último puede seguir un objetivo de manera autónoma, una simple selección en la pantalla es suficiente para que el operador indique al dron el objetivo a seguir. A partir de ese momento, puede perseguir su objetivo, incluso si se interrumpe la conexión con su piloto. El seguimiento de objetos móviles se asiste mediante un sistema de navegación por puntos de ruta, que permite definir trayectorias de vuelo predefinidas.

Los drones Bolt y Bolt-M integran inteligencia artificial, lo que les permite perseguir y atacar al enemigo de forma autónoma

El sistema Lattice juega un papel crucial en la automatización del comportamiento del dron. Los sensores integrados en el Bolt-M, combinados con algoritmos de seguimiento, permiten ajustar las maniobras del dron en tiempo real. Todo esto ocurre sin la necesidad de una supervisión constante del operador, que puede concentrarse así en otros aspectos de la misión.

Un amplio rango de cargas, sean antipersonales o antivehículos, puede instalarse en estos drones. Sistemas electrónicos y de software garantizan que las municiones transportadas puedan desactivarse si es necesario, limitando así los riesgos durante el transporte o una redeployación.

Si bien estos drones no reemplazan a los pilotos humanos altamente calificados, su flexibilidad y autonomía marcan un punto de inflexión en la manera de concebir las operaciones militares en la era de la IA. Se integran en un enfoque moderno de los conflictos, donde la tecnología juega un papel cada vez más relevante en las decisiones estratégicas sobre el terreno.

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