Por Gerardo de la Peña

La guerra comercial anunciada el pasado 2 abril por el Presidente Trump con el mundo, podría generar grandes oportunidades para los negocios en México.

El aumento de los aranceles de EUA a otros países hace que los productos de México sean más competitivos (más baratos en términos relativos). Las empresas en México compiten en EUA con empresas de otros países que ahora tienen un arancel de 34% en el caso de China, Corea del Sur 25% o la Unión Europea con 20%. Si EUA no genera la oferta suficiente de estos productos específicos, podría permitir que las empresas mexicanas aumentarán sus precios por debajo de su competencia (empresas Chinas, Coreanas y/o de la Unión Europea por mencionar algunos ejemplos), aumentando su rentabilidad y también su participación en el mercado de EUA.

El acceso preferencial de productos mexicanos a EUA a través del T-MEC podría generar incentivos a las empresas internacionales a trasladar parte de su producción a México, ampliando la base exportadora mexicana y atrayendo aún más inversión extranjera, lo que podría fortalecer sectores clave como la manufactura y la tecnología. En las semanas posteriores a la elección del Presidente Trump, hemos visto anuncios de inversión extranjera en México cercanos los 18 mil millones de dólares. Estas inversiones apuestan por el mercado interno de México y su potencial de crecimiento.

El acceso preferencial a mercados clave y la cercanía geográfica podrían convertir a México en un centro logístico y de producción aún más relevante en el comercio global. No olvidemos que la economía de México es una de las más abiertas del Mundo, con una razón de comercio/PIB cercana a 66%, cifra muy superior en comparación con EUA (20%), China (36%) y Canadá (55%).

México deberá de diversificar sus mercados y fomentar el comercio con otros países. Esto le permitirá fortalecer su papel como un “hub” comercial en América Latina y a nivel global.

Finalmente, la situación brinda una oportunidad única para que el gobierno mexicano refuerce su infraestructura, logística y políticas comerciales, asegurándose de que las empresas nacionales aprovechen las ventajas del diferencial arancelario. Esto podría incluir incentivos fiscales, programas de capacitación y apoyo a la innovación, así como la mejora de la infraestructura logística para facilitar el comercio transfronterizo. De esta forma, México podría maximizar su potencial económico, aumentar su participación del mercado más grande del mundo y diversificar su portafolio de ventas en otros mercados relevantes.

La respuesta del Gobierno de México fue el anuncio de 18 objetivos clave del Plan México. Esperemos que el Gobierno de nuestro país cuente con los recursos financieros y humanos para implementar a la brevedad posible estos objetivos en beneficio de las empresas y de sus trabajadores.

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