Por Alfredo Yuncoza, Presidente del Consejo Consultivo Latino. IFPO.

En 2025, los profesionales de seguridad en América Latina se enfrentarán a desafíos significativos debido a la rápida evolución tecnológica, cambios regulatorios y desafíos ambientales. A continuación, se detallan los diez retos más importantes que definirán el panorama de la seguridad corporativa en la región.

Desigualdad digital. La disparidad en el acceso a tecnologías digitales puede incrementar la vulnerabilidad en sectores menos favorecidos. Las empresas deberán abordar esta desigualdad para asegurar una seguridad efectiva a lo largo de toda su cadena de valor.

Gestión de identidades y accesos. Con el incremento del trabajo remoto y la digitalización, la gestión segura de identidades se convertirá en un desafío crucial. Las organizaciones deberán implementar soluciones robustas para proteger el acceso a sistemas sensibles y datos críticos.

Cambio climático y sostenibilidad. El cambio climático tendrá un impacto significativo en las operaciones empresariales, provocando interrupciones en la cadena de suministro y daños a activos físicos. Las empresas deberán implementar planes de gestión de riesgos climáticos y adoptar prácticas sostenibles que estén alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Aumento de los riesgos cibernéticos. El aumento de la conectividad y la adopción de tecnolo-gías emergentes como el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial (IA) ampliarán la superficie de ataque para los ciberdelincuentes. Se anticipa un incremento en la sofisticación de ataques, como el ransomware y las amenazas autónomas, que exigirá estrategias avanzadas de defensa y respuesta.

Amenazas emergentes relacionadas con IA. El creciente uso de IA por parte de ciberdelincuentes para eludir controles de seguridad obligará a las organizaciones a adaptar continuamente sus defensas. La integración efectiva de IA en las estrategias de ciberseguridad será crucial para detectar y responder rápidamente a ataques sofisticados.

Complejidad regulatoria. La rápida evolución de las normativas locales e internacionales, como la Directiva NIS2 (Directiva UE 2022/2555) y las regulaciones sobre privacidad de datos, obligará a las organizaciones a adaptarse continuamente. Esto requerirá sistemas robustos de cumplimiento normativo que integren tecnología para auto-matizar procesos.

Innovación en ciberseguridad. La adopción de soluciones innovadoras será esencial para enfrentar nuevas amenazas. Los proveedores de servicios gestionados (MSSP) desempeñarán un papel crucial al ofrecer servicios personalizados que se ajusten a las necesidades específicas de cada organización.

Resiliencia organizacional. La capacidad de recuperación ante incidentes será esencial. Las empresas deberán desarrollar planes de continuidad del negocio que aborden diversas amenazas, desde ciberataques hasta desastres naturales.

Capacitación del capital humano. A medida que las amenazas evolucionan, las habilidades del personal deben hacerlo también. La formación continua en buenas prácticas de ciberseguridad será crucial para mitigar los riesgos asociados con errores humanos, como el phishing.

Transformación digital. La constante digita-lización demandará que las organizaciones actualicen sus enfoques de seguridad. La implementación de tecnologías como la inteli-gencia artificial (IA) y el aprendizaje automático será fundamental para anticipar eventos adversos y automatizar las respuestas a incidentes.

Estos desafíos no solo requerirán una respuesta inmediata, sino también una planificación estratégica a largo plazo. Las organizaciones deberán considerar la evolución continua del entorno corporativo y tecnológico en América Latina.

Esto implica anticipar cambios regulatorios, adoptar nuevas tecnologías y desarrollar capacidades internas para gestionar riesgos emergentes. Además, será crucial fomentar una cultura de resiliencia y adaptación, asegurando que todas las áreas de la empresa estén alineadas con los objetivos de seguridad y sostenibilidad a largo plazo.

La colaboración con socios estratégicos y la inversión en innovación serán elementos clave para enfrentar estos retos de manera efectiva y sostenible.

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