EL POLICÍA CONECTADO

Sin embargo, el verdadero cambio de paradigma policial no lo va a provocar por sí sola la parte hardware de la revolución, sino de la posibilidad de mantener a los agentes conectados en todo momento con la parte software: los algoritmos de inteligencia artificial que permiten predecir delitos, las técnicas de análisis de datos que ordenarán y jerarquizarán ingentes cantidades de información, la interconexión entre bases de datos policiales y evidencias extraídas masivamente de las redes sociales…

De hecho, la misión principal de buena parte de los gadgets incorporados al uniforme será, precisamente, intercambiar información con la nube: los antecedentes de un sospechoso, la ruta seguida por un vehículo, las pistas recogidas por los sensores y cámaras de las smart cities o el Internet de las Cosas…

Por ejemplo, la captación del sonido producido por un disparo podría poner en alerta a las patrullas cercanas o animar a los responsables policiales a enviar rápidamente un dron de reconocimiento para grabar la posible escena de un crimen.

Todo ello, interconectado entre sí, convertido en patrones de utilidad para el agente y descargable al instante desde un coche patrulla, unas gafas de realidad aumentada o un reloj con asistente de voz. «El dato debe ser uno de los principales activos de seguridad, la extracción de información que pueda ayudar a tomar decisiones al Sistema de Seguridad Pública o análisis predictivos de posibles delitos o situaciones de emergencias debe ser una prioridad y, por tanto, es un claro objetivo para los próximos años», defiende Eladio Alcázar, responsable de Transformación Digital de Justicia y Fuerzas de Seguridad de Accenture España.

Otro de los cambios cruciales del nuevo paradigma también lo predijeron las series de los 80. Tiene que ver con que será necesaria la colaboración de las agencias públicas de seguridad con empresas como la propia Accenture, Google, Tesla… que les puedan proporcionar soluciones cada vez más complejas e imposibles de desarrollar con sus propios recursos.

¿Pero a cuántos años se refieren exactamente los expertos cuando nos hablan de la revolución policial que veremos en los próximos años? «Desde una perspectiva policial, el uso de nueva tecnología requiere un largo periodo de gestación, puesto que hay muchas barreras para su adopción», responde Madan Oberoi, director ejecutivo de Tecnología e Innovación de Interpol. «La mayoría de los programas tecnológicos aplicados a la seguridad tardan entre tres y cinco años en adoptarse debido la necesidad de supervisión y ratificación», comenta.

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