La brecha de talento en ciberseguridad crece un 8% en 2024, dejando a muchas empresas sin el personal adecuado para enfrentar amenazas digitales
La ciberseguridad corporativa se enfrenta a un importante reto debido a la creciente interdependencia de las cadenas de suministro, según un reciente informe del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). El documento, presentado este lunes en Ginebra, revela que el 54% de las grandes empresas identifica esta interconexión como el principal obstáculo para lograr una infraestructura digital resiliente. La preocupación radica en que las organizaciones no solo deben proteger sus propios sistemas, sino también gestionar los riesgos que presentan sus socios y proveedores, lo que incrementa significativamente su exposición a amenazas externas.
La agudización de los riesgos cibernéticos también está impulsada por el contexto geopolítico global. Uno de cada tres directores ejecutivos consultados por el WEF menciona el ciberespionaje y el robo de información sensible como las principales amenazas.
Además, el 45% de los encuestados considera que los ataques podrían causar interrupciones operativas significativas en sus negocios. La combinación de estos factores genera un panorama de vulnerabilidad extendida que desafía la capacidad de respuesta de las empresas ante incidentes cibernéticos. Esta situación, agravada por el dinamismo de las tecnologías emergentes, obliga a las organizaciones a replantear sus estrategias de seguridad.
El informe destaca una paradoja en torno al uso de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito de la ciberseguridad. Aunque el 66% de las empresas espera que esta tecnología tenga un impacto considerable en sus estrategias de protección digital para 2025, solo el 37% se encuentra preparado para evaluar la seguridad de las herramientas de IA antes de implementarlas. Esta brecha en la preparación subraya la necesidad de adoptar un enfoque más proactivo en el desarrollo y despliegue de estas tecnologías. La falta de estándares claros para la evaluación de la seguridad de la IA también contribuye a la incertidumbre en este campo.
La falta de personal calificado en ciberseguridad representa otro obstáculo importante. La brecha de habilidades aumentó un 8% en 2024, según los datos recopilados por el WEF. Esta situación exacerba la desigualdad cibernética, generando diferencias sustanciales entre economías desarrolladas y emergentes, así como entre grandes corporaciones y pequeñas empresas. “El ciberespacio es más complejo y desafiante que nunca debido a los avances tecnológicos, el creciente nivel de sofisticación de los ciberdelincuentes y las cadenas de suministro interconectadas”, afirmó Jeremy Jurgens, uno de los directores ejecutivos del WEF.
El informe también revela que el 66% de las organizaciones carece del personal adecuado para cubrir sus necesidades de ciberseguridad, lo que limita su capacidad de respuesta ante ataques. Este déficit de talento especializado no solo afecta la protección de los sistemas actuales, sino también la posibilidad de innovar en medidas preventivas y reactivas.
Desafío regulatorio y falta de un marco global
La fragmentación de las regulaciones internacionales dificulta el establecimiento de un marco coherente y global para la ciberseguridad. En un entorno donde las amenazas digitales trascienden fronteras, esta falta de armonización normativa limita la capacidad de las organizaciones para protegerse de manera efectiva. Además, las diferencias regulatorias incrementan los costos de cumplimiento y crean brechas de seguridad que los ciberdelincuentes pueden explotar.
Según el WEF, la ausencia de un marco regulatorio unificado también genera una mayor complejidad operativa para las empresas multinacionales, que deben adaptarse a distintos requisitos legales en cada jurisdicción. Esta situación reduce la eficiencia de las medidas de seguridad implementadas y aumenta el riesgo de exposición a ataques coordinados.
El informe sostiene que el
El informe sostiene que el 66% de las empresas espera que la inteligencia artificial tenga un impacto considerable en sus estrategias de protección digital para 2025 y que solo el 37% señala que se encuentra preparado para evaluar la seguridad de las herramientas de IA antes de implementarlas.
La necesidad de un enfoque integral que incluya tanto la prevención como la mitigación de riesgos se torna cada vez más urgente. El WEF insiste en que las empresas deben prepararse para responder a incidentes significativos en lugar de centrarse exclusivamente en evitarlos. La creación de equipos multidisciplinarios, el fortalecimiento de la colaboración entre sectores y el desarrollo continuo de capacidades son algunas de las recomendaciones clave del informe.
Ciberseguridad como inversión estratégica
El informe concluye con un llamado a los líderes empresariales a reconsiderar la forma en que perciben la ciberseguridad. En lugar de verla como un gasto necesario, el WEF propone que se entienda como una inversión estratégica que puede garantizar la continuidad operativa y la protección de activos críticos en un entorno digital cada vez más hostil. La capacidad de adaptarse a las nuevas amenazas y de desarrollar resiliencia será fundamental para las empresas que buscan mantenerse competitivas en el futuro.
El fortalecimiento de la cooperación internacional y la implementación de marcos regulatorios más coherentes podrían ayudar a mitigar los riesgos actuales y futuros. El WEF también insta a las empresas a invertir en capacitación continua y en tecnologías emergentes para reducir la brecha de habilidades y mejorar su capacidad de respuesta ante amenazas cibernéticas.
La adopción de un enfoque preventivo y la promoción de una cultura organizacional centrada en la seguridad digital se perfilan como elementos clave para enfrentar los retos del entorno cibernético. La capacidad de anticiparse a las amenazas y de construir una infraestructura digital resiliente definirá el éxito de las empresas en el futuro inmediato.