Para las personas que viven con asma, realizar actividades al aire libre en ciudades con altos niveles de contaminación es una amenaza constante.
Por Nuria Márquez Martínez
Después de la pandemia, cuando se reabrieron las escuelas y los negocios, la alergóloga María Teresa Burguete Cabañas notó un cambio que le preocupó. Burguete, también inmunóloga y pediatra en el Hospital Zambrano Hellion de TecSalud, recomendaba a las familias no salir de sus hogares por temor a las implicaciones en la salud respiratoria provocadas por una mala calidad del aire.
Sin embargo, encontró entre sus pacientes resistencia a quedarse en casa. “Lo que menos quieren oír los padres de familia es que los niños no puedan hacer actividades al aire libre, cuando ya tuvieron mucho tiempo de aislamiento”.
De acuerdo con datos del sistema de monitoreo de Nuevo León, la contaminación en Monterrey incrementó al término del encierro obligatorio por Covid-19: las partículas menores a 2.5 micras (PM2.5) subieron casi en un 55% del 2019 a 2023. Cuando se llega a esos niveles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las personas no hagan actividades al aire libre.
Tan solo en los últimos seis meses, la zona metropolitana de Monterrey ha visto un rango de contaminación ambiental a niveles de PM2.5 y partículas menores a 10 micras (PM10) no aceptados por la OMS.
Mientras, en la Ciudad de México, de los 168 días transcurridos en lo que va del año, solo 24 se consideran “días limpios”.
Para los pacientes de Burguete, eso implica que, si realizan algún deporte o actividad al aire libre y les da un cuadro de tos, este durará hasta seis semanas contra los tres a cinco días que normalmente tomaría.
¿Cuáles son las consecuencias de la contaminacion del aire en la salud?
La relación entre la contaminación ambiental y el asma y otros problemas respiratorios, se determinó hace casi una década en la Ciudad de México, de acuerdo con Burguete.
En el 2015, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicaron un boletín confirmando la relación entre el incremento en la contaminación ambiental y el aumento tanto en la frecuencia como en la intensidad de las manifestaciones respiratorias.
En febrero, investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) publicaron un estudio en el World Allergy Organization Journal que mostró la relación entre las áreas más contaminadas de Monterrey y los síntomas de asma u otros problemas respiratorios. La investigación encontró que la población que más sufre de síntomas respiratorios es aquella que vive a 165 metros de calles concurridas o a 241 metros de una fábrica industrial.
“Es un irritante constante al que la población se está exponiendo y ese irritante lo que ocasiona es un proceso inflamatorio en todas las vías respiratorias”, dice Burguete.
Para la especialista, respirar constantemente un aire de mala calidad es como tener las piernas raspadas de tal forma que pierden la piel.
Lo que se queda es piel viva sin el epitelio protector y aumenta el riesgo de infección o la penetración de moléculas en el cuerpo con mayor rapidez.
¿Cuáles son los contaminantes del aire más dañinos?
Los contaminantes respiratorios se dividen por tamaño: los que miden menos de 2.5 micras (PM2.5) tienen un riesgo alto porque pasan directo a la parte más lejana de las vías respiratorias. De acuerdo con Burguete, estos son los contaminantes que más abundan en Nuevo León.
A nivel mundial, la OMS indica que las partículas provienen en su mayoría de la actividad industrial y de utilizar automóviles. En Monterrey, casi 40% de la contaminación en la ciudad se debe a las emisiones de vehículos, de acuerdo con las medidas de IQAir, un grupo Sueco que se especializa en medir la calidad del aire en zonas urbanas.
La zona metropolitana de Monterrey, incluyendo San Pedro Garza García y Santa Catarina son las más contaminadas del país, según IQAir. En Monterrey, la concentración de partículas PM2.5 es actualmente 8.7 veces más que el valor recomendado por la OMS.
Otro causante de agravar los problemas respiratorios, es el nivel de construcción que hay en las ciudades. Por ejemplo, tan solo entre abril y mayo, arrancaron nuevos proyectos que suman 391,000 metros cuadrados en Monterrey, un aumento de casi 125% comparado con los mismos dos meses del 2023.
Vivir con asma en el encierro
La forma en que los niveles de construcción incrementan los niveles de partículas PM2.5 y afectan directamente a la salud de la población, es una experiencia que vive Shantrell Perry en Detroit, Michigan.
Una construcción cerca de su casa ha provocado que ella y sus hijos vivan con síntomas de enfermedades respiratorias más fuertes que antes. Ella ha vivido con asma por 33 años.
En lo que lleva de este año, sus hijos, de cuatro y 11 años, han tenido un ataque de asma cada uno. “La gente no se da cuenta lo serio que puede ser vivir en una ciudad así con esta condición”, dijo Perry. “Salir de la casa puede ser una decisión de vida o muerte”.
La contaminación en Detroit no es tan alta como en Monterrey: la concentración de partículas 2.5 de la ciudad americana industrial es 1.3 veces más que lo recomendado por la OMS.
¿Qué podemos hacer para disminuir el daño de los contaminantes ambientales?
Perry dice que ella no monitorea los niveles de contaminación en su ciudad, con tantos años de vivir con asma, ya sabe cuándo va a ser un día bueno o malo siquiera antes de salir de su casa.
En los días malos, no deja que sus hijos salgan de la casa. “Ni siquiera dejo que se sienten en el porche de la casa”, dijo Perry. Los manda a la escuela con sus inhaladores y mucha agua. También, ya saben los maestros que sus hijos se tienen que quedar adentro o buscar la sombra bajo un árbol.
Dentro de su casa, tienen un filtro prendido casi todo el día para mantener el aire limpio.
Medidas públicas contra la contaminación son insuficientes
A sus pacientes, Burguete les recomienda utilizar sprays para aseos nasales y lágrimas artificiales, es decir un tipo de gotas oftálmicas. “Eso ayuda a que sus epitelios estén en buen estado”, explica la inmunóloga. “De esa manera sirven como una barrera contra ese irritante externo que es la contaminación”.
De igual forma, a principios de este año, el gobierno de Nuevo León presentó el Programa Integral de Gestión Estratégica de la Calidad del Aire (PIGECA) para la siguiente década. El propósito del plan es reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire en el estado. Ochenta y dos empresas se comprometieron a reducir sus contaminantes con una inversión de 2,500 millones de pesos.
Es una buena iniciativa, de acuerdo con Burguete, al estar involucradas las industrias en Nuevo León. Sin embargo, ve insuficiente la propuesta, ya que falta incluir las refinerías en la región, junto con acciones y sanciones claras para quienes incumplan.