El paso de los años ha dejado un sector inmobiliario, en la mayoría de los casos, obsoleto. Así, los edificios inteligentes o smart buildings cobran un protagonismo especial. Se trata de aquellos inmuebles que incorporan tecnologías a disposición del usuario y el operador comunicando datos constantemente para una gestión y control automatizado en tiempo real. Esto permite modificar el funcionamiento de los sistemas con el objetivo de hacer los inmuebles más confortables, eficientes, sostenibles, seguros y accesibles.
La tendencia de las empresas es dirigirse hacia la domótica por diversos beneficios. Reducir los gastos de consumo energético es uno de ellos, y es que el ahorro que proporciona un edificio inteligente puede llegar hasta el 20%, dependiendo de las actuaciones y adecuaciones. Además, se contribuye con el medio ambiente y se mejora el confort de los trabajadores y usuarios.
«Las últimas iniciativas que hemos hecho en Madrid han generado entre el 10% y el 20% de ahorros energéticos», señala Susana Quintás, consejera asesora para Metrikus España y Latam -empresa que transforma edificios en oficinas inteligentes, es decir, crea smart building-. «Estos ahorros los logramos por la vía de unir las personas que habitan el edificio y el consumo energético del mismo», añade Quintás.