FINANZAS PERSONALES: GANAR, CUIDAR Y DISFRUTAR

Economía doméstica, finanzas personales, dinero del hogar o como lo quieran llamar. Desde este espacio, venimos desde hace una década tratando de bajar al llano el innecesariamente intrincado lenguaje del dinero. El objetivo es facilitar una mejor calidad de vida de quienes nos leen y entusiastas del tema.

Hoy hablaremos del triángulo monetario clave: ganar, cuidar y disfrutar. Brindaremos tips y nuestras opiniones sobre lo que más conviene hacer a cada paso.

Para empezar, vayamos de lo general a lo particular. Lo primero que debemos comprender es a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos del triángulo monetario.

Tus capacidades financieras

Uno de las falsas creencias que hay que derribar a la hora de hablar de un manejo exitoso del dinero refiere lo que tantas personas repiten como loros cuando ven a otra que tiene ingresos altos, se da gustos en dosis adecuadas o acumula ahorros: «ese/esa sí que sabe», afirman con una mezcla de envidia y admiración.

Estas tres cualidades financieras, si bien son importantes, nada nos dicen de su relación con el dinero, pudiendo incluso encontrarnos con alguien que, contrariamente a lo que se cree, vive con angustia por la falta de conocimiento de los otros mundos que existen en el universo de las finanzas personales.

Pensemos en una persona que acumula dinero con avaricia y no sabe disfrutar sus ahorros, en alguien con ingresos altos y gastos aún mayores, en quien se da gustos en vida y anda debiéndole a cada santo una vela o en aquella persona que se esfuerza y logra ahorrar, pero luego no sabe cómo invertir el capital.

Ante tantos ejemplos negativos, surge la pregunta: ¿Es imposible armonizar el triángulo monetario? Para nada. Como primeras medidas, se debe buscar información de calidad y se debe alimentar la cultura financiera. Lo más interesante es que, a medida que se va profundizando en la materia, menos inversión de tiempo y dinero se van necesitando para cultivarse.

Dicho esto, llegó el momento de analizar los tres verbos que componen el triángulo.

Ganar sin dejar la vida en el intento

«¡Gana 200 lucas por mes! ¡Así cualquiera! ¡Qué envidia!»

A quienes alguna vez pronunciaron o pensaron estas palabras, les recomiendo preguntarse: ¿Cuántas horas trabaja por día la persona en cuestión? ¿Qué relación mantiene esa persona con sus ingresos en términos de ahorro y disfrute del dinero obtenido?

En finanzas personales, cuando hablamos de «ganar» nos referimos a los ingresos. Esos ingresos pueden ser generados de tres maneras distintas:

  • a. Con el cuerpo: Se gana dinero de esta forma cuando se generan ingresos de manera activa, debiendo pasar X cantidad de horas por día en la oficina o en home office conectados a la computadora y el celular.
  • b. Con ideas: Se pueden generar ingresos de manera pasiva o semipasiva a través de ideas monetizables y aprovechando las ventajas de Internet.
  • c. Con inversiones: Es la generación de dinero con dinero que ya se poseía. Es una fuente de ingresos pasivos que puede conseguirse capacitándose y aprendiendo sobre el tema, apelando especialmente a colocaciones de largo plazo.

Esta distinción nos permite comprender que no basta saber cuánto gana alguien para conocer su relación con los ingresos, sino que debemos saber cómo genera esos ingresos. En lo personal, más allá del monto que nos fijamos como objetivo, recomiendo apuntar en el largo plazo a la fórmula del 20/20/60, donde un 20% de los ingresos son generados con el cuerpo, otro 20% con ideas y el 60% restante (la parte principal) con inversiones del capital que ya poseemos y seguimos incrementando.

Cuidar para lograr seguridad económica

«Vive en una casa enorme, maneja un auto importado y veranea en Miami: ¡Sí que sabe vivir!»

Lo que aparenta una persona a partir de su nivel de gastos puede resultar engañoso y decir poco sobre su situación patrimonial real. La baja cultura financiera lleva al gasto por apariencia, al derroche y el endeudamiento para mantener un status determinado.

La experiencia me indica que quienes poseen un patrimonio importante y aprendieron a cuidar sus ingresos para generar ahorros suelen mantener una conducta más bien humilde y poco ostentosa. Por lo tanto, si queremos velar por nuestra salud financiera lo primero que debemos hacer es generar un ahorro de emergencia equivalente a 6 meses de nuestros ingresos.

Luego, debemos aprender a discernir entre los otros 3 objetivos de ahorro existentes, de manera tal de poder redefinir nuestras metas:

  • a. Ahorro para seguridad: el monto a conservar equivale a más de un año y medio de ingresos.
  • b. Ahorro para consumo: el objetivo puede consistir en mejorar nuestra calidad de vida comprando ropa, tecnología, viajes, etc.
  • c. Ahorro para inversión o emprendimiento: nos permite generar ingresos pasivos. Son, esencialmente, liberadores de tiempo, puesto que nos habilitan a trabajar menos.

El ahorro es un tema de hábitos y, como todo nuevo hábito, puede resultar un poco más trabajoso al principio, pero luego nuestra mente se acostumbra y lo practicamos sin siquiera pensarlo.

Cuidar nuestro capital y acumular deudas son caminos diametralmente opuestos. Endeudarse y terminar pagando intereses usureros implica descuidar lo que tenemos. Si vemos a alguien que derrocha, probablemente busque aparentar felicidad mientras oculta problemas financieros presentes o futuros.

Disfrutar para vivir mejor

«Me contó que tiene 500 lucas verdes encanutadas. ¡Así cualquiera es feliz!»

Cuán equivocadas están las personas que piensan que tener dinero guardado genera felicidad. El acumulador serial sabe ganarla y cuidarla, pero su horizonte se desdibuja por la incapacidad de degustar el fruto de su esfuerzo. Sufre cada vez que debe desprenderse de parte de su dinero. Siente que le arrancan una parte del cuerpo.

A quien le interese saber más sobre esta patología en la relación con el dinero le recomiendo ver «¡Qué tacaño!», una comedia dirigida por el francés Fred Cavayé, disponible en la plataforma de Netflix.

La avaricia implica llevar al extremo el instinto de economía. En finanzas se la puede definir como «la enfermedad del ahorro»..

Conclusión

Como solemos advertir aquí, poco y nada se enseña sobre finanzas personales en la escuela y la universidad, lo que obliga a millones de personas a depender de su intuición y su capacidad de observación para desenvolverse en un mundo cada vez más financiarizado, donde el manejo del dinero -a través de distintas plataformas tecnológicas- domina la escena.

Adquirir estas inteligencias emocionales relativas a ingresos, ahorros, inversiones y gastos es algo que debemos hacer por nuestra cuenta, buscando información, leyendo y capacitándonos de la mejor manera posible.

Preguntarse en qué lugar nos encontramos del triángulo monetario planteado es un gran primer paso para comenzar a rendir aquellas materias que tenemos pendientes. Desde este espacio seguiremos contribuyendo para que el camino sea un poco más sencillo.

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