Es un hecho que la pandemia de COVID-19 trajo consigo una serie de cambios al estilo de vida que muchos conocíamos antes de finales de 2019. Reuniones y libertades de desplazamiento, viajes de ocio y negocios, y un diario vivir prácticamente antagónico al que conocemos hoy. Parte de esto ha impactado directamente a la industria de la seguridad privada, donde el rol del guardia o vigilante dejó de estar exclusivamente orientado a la prevención y disuasión de delitos.
Hoy somos parte de quienes aportan a la seguridad de las comunidades, siendo un aliado de la seguridad pública, de las autoridades sanitarias en la lucha diaria contra el coronavirus, y de nuestros clientes, ayudando además con la reactivación segura de la economía. Y es que el objetivo que persiguen tanto la seguridad pública como la seguridad privada es similar: velar por la tranquilidad de la ciudadanía.
La llegada de la pandemia vino con una nueva realidad. Ya no sólo en temas como controles de acceso o prevención de delitos. Hoy tenemos más responsabilidad para limitar aforos, control de temperatura, revisión de permisos. Esto ha implicado un cambio profundo: El plan estratégico de nuestra compañía ha avanzado desde un modelo que era muy intensivo en recursos humanos y de personas, hacia un negocio que es mucho más tecnológico.
Es que la tecnología ha adquirido rápidamente un rol protagónico en estos nuevos tiempos. La seguridad privada ya no es reactiva, sino que podemos ser preventivos y dar seguimiento en tiempo real. Entendimos que el rol de nuestros trabajadores ha ido más allá, y sus responsabilidades dieron un giro a otros campos de la seguridad, como el cumplimiento de las normativas sanitarias dictadas por la autoridad.
Y esto no va a parar. En poco tiempo, de migrar hacia tareas como supervisar y ejecutar el control de temperatura, el uso de mascarillas y/o la entrega de alcohol gel en distintos establecimientos, estamos avanzando hacia la capacitación en el manejo de nuevas tecnologías como analítica, monitoreos, inteligencia artificial o internet de las cosas (IOT).
Es en este nuevo escenario en que comenzamos a replantear el rol de la seguridad privada, enfatizando en que quizás, más que nunca, su trabajo con la seguridad pública y las autoridades deben ir de la mano para continuar entregando cuidado y tranquilidad a la comunidad.