LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN FINANCIERA TEMPRANA

Los jóvenes llegamos a la universidad sin una base financiera ni interés por crearla y los intermediarios financieros no ofrecen una solución atractiva al problema.

En México, no existen programas gubernamentales que impulsen la educación financiera, esto es muy grave porque hay muchos problemas sociales que se podrían ahorrar si no existiera esta laguna educativa. La buena noticia es que no tenemos que esperarnos a que el gobierno haga algo para empezar a actuar.

Al principio de nuestra vida dependemos del plan de estudios existente en el país, pero cuando llegamos a la universidad ya contamos con las herramientas y madurez necesaria para crear un cambio. La pregunta del millón es: ¿por qué no lo hacemos?. Lo cierto es que vivimos en la inmediatez, sin darle mucho interés al conocimiento que será esencial para nuestro futuro, con esto quiero llegar a que no nos preocupamos por nuestras finanzas personales porque no sentimos la necesidad de contar con esta información a corto plazo.

Gracias al internet y herramientas tecnológicas nuestra generación tiene acceso a miles de fuentes de información para educarnos financieramente pero muchos no lo hacen porque sienten que “no es prioridad” y lo postergan hasta que ya es demasiado tarde y una avalancha de problemas llega al mismo tiempo que inician su vida laboral.

Pero además de esta pasividad estudiantil, valdría la pena revisar ¿qué hay de malo en esas fuentes de información que no nos llaman la atención? La respuesta es sencilla, no se dirigen a nosotros, utilizan un lenguaje demasiado técnico y un formato poco llamativo, creando una comunicación poco efectiva.

Un gran indicador del desarrollo económico y social de un país es el nivel de educación financiera con la que cuenta su población, mientras más alta mejor es el nivel de vida y mayor es el aprovechamiento de bienes personales.

Un gran ejemplo es Estados Unidos, tienen tan buenas finanzas personales que, de acuerdo con información de la BMV, en promedio 6 de cada 10 personas económicamente activas invierten en la Bolsa de Valores de su país. Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en México hay únicamente 263 mil cuentas o contratos de inversión manejados por casas de bolsa, esto equivale a decir que en promedio 4 de cada 1000 personas invierten en la Bolsa Mexicana de Valores. Este dato sólo es una pequeña prueba de lo mal que nos encontramos en este rubro.

Y el problema no es sólo esta laguna financiera, sino todas las consecuencias que se derivan de ella, tales como el abandono de niños y adultos mayores por falta de ingresos; dependencia económica en la adultez y endeudamientos innecesarios, son situaciones que podríamos disminuir solamente con educación financiera.

La edad en la que podemos empezar a encontrar una solución por nuestra cuenta es cuando llegamos a la universidad, pues se tienen todas las herramientas y madurez necesaria para empezar a llenar la laguna educativa…, pero muchos no lo hacen. Nuestra generación, nacidos después de 1996 y hasta 2012, procrastina las cosas hasta que sentimos que realmente lo necesitamos a corto plazo, y con respecto a finanzas esta sensación llega hasta que iniciamos nuestra vida laboral.

Al empezar a trabajar, ya con una ola de problemas encima, no nos queda más que empezar la búsqueda (si es que realmente la iniciamos), pero en la mayoría de los casos, no dura a causa de las fuentes de información existentes en el mercado. El mayor porcentaje de páginas financieras es demasiado técnico y se dirigen a un público que ya tiene una base en el tema; además, de bombardear con información que termina abrumando y haciendo renunciar a los pocos que se atrevieron a dar el primer paso.

Esto es un círculo vicioso pues volvemos a posición pasiva y los intermediarios financieros no nos consideran como un target en el que valga la pena enfocarse para crear buen contenido basado en nuestras necesidades y características de aprendizaje. Considero que la solución es una visión de corresponsabilidad que incluya jóvenes, intermediarios bancarios, así como objetivos y programas de gobierno.

Esto significa un involucramiento de nuestra generación, de la generación del cambio. Debemos dejar de preocuparnos sólo en la inmediatez y empezar a pensar en ¿qué será de nuestro futuro?, concientizarnos sobre todos los problemas que tendremos sin esta formación financiera; si no nos preocupamos por ahorrar a lo largo de nuestra vida laboral, no vamos a poder ser independientes en nuestra adultez porque no vamos a contar con una pensión para el retiro.

Sin cultura financiera no vamos a poder aprovechar el salario que nos va a costar más de 40 horas semanales de nuestra vida en conseguir, necesitamos entender que las decisiones que tomemos en este momento nos perseguirán a lo largo de nuestra vida.

Por su parte, es esencial el genuino interés de los intermediarios financieros por acercarse a esta generación, si de verdad quieren aportar a la solución de este problema deben hacer un esfuerzo por traducir la información para hacerla más digerible, resumirla para no abrumar, mejorar el formato usado para hacerlo más llamativo y acercarse a las plataformas más usadas por nuestra generación como Instagram para darse a conocer y que nosotros estemos enterados a qué fuentes confiables podemos acudir.

De igual forma, el gobierno debe de pensar en formar ciudadanos corresponsables de sus finanza y eso sólo se hace con una educación financiera desde la educación básica, por ello habría que alentar a que ise incluya en los programas de estudios la educación financiera familiar.

Hoy vivimos un momento de oportunidad, lograr un cambio no es difícil, sólo necesitamos unirnos y dar un primer paso ¿se animan?

 

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