La organización no gubernamental Freedom House ha publicado su ranking de libertad en los diferentes países del mundo según datos de 2019. La metodología de este organismo se basa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948, sugiriendo que esta aplica para todos los países y territorios, definiendo al ser humano universalmente en torno a una serie de valores como la democracia y los derechos civiles. Opera bajo la asunción de que «la libertad es mejor lograda dentro de sociedades democráticas sociales». Sobre esta definición hay mucho que decir, pero primero veamos los resultados. Los primeros en la lista tienen puntaje perfecto.
- Finlandia (100 puntos)
- Suecia
- Noruega
- Canadá (99 puntos)
- Holanda
- Nueva Zelanda (98 puntos)
- Dinamarca
- Luxemburgo
- Australia
- Uruguay
- Irlanda (97 puntos)
Después de estos 11 países siguen otros como Portugal, Suiza, Japón, España, Chile, Estonia, Alemania, Costa Rica, Francia y numerosas islas, todos con puntajes superiores al 90%. México tiene un puntaje de 63%, el mismo que Ecuador y sólo inferior a Venezuela, Honduras y Guatemala en América. Estados Unidos tiene 86% y un país como Rusia sólo el 20%, mientras que China está entre los últimos lugares, con 11% (si bien, varios países africanos e islámicos tienen peores evaluaciones).
En suma, este ranking evalúa sobre todo la democracia y el ejercicio de derechos individuales civiles, bajo la premisa de que los derechos y la democracia son equivalentes a la libertad. La libertad es meramente un asunto político e incluso un asunto limitado a una visión política única. Aunque no hay duda de que la evaluación tiene algo de sentido: las personas en países escandinavos, por ejemplo, ciertamente alcanzan también los primeros sitios en rankings de bienestar.
Pero cabe preguntarse si su definición de libertad no es muy estrecha. ¿Acaso la libertad no es también filosófica y no política? Evidentemente estas dos no tienen necesariamente por qué entrar en conflicto, pero uno se pregunta si realmente una persona es más libre en Estados Unidos (85 puntos) que en países como Nepal (54) o Nigeria (50), por poner dos ejemplos, donde si bien las personas no tienen tanto acceso a numerosos derechos, objetos de consumo y demás, por lo menos tienen mayor continuidad con una vida tradicional, con su propia cultura y con la naturaleza. Y donde, además, no son objeto de un constante adoctrinamiento mediático.
Lo que se muestra aquí es que la libertad en nuestra época ha sido definida como libre albedrío y mero ejercicio de derechos, sin contemplar ninguna sutileza y sin concebir la posibilidad de que la libertad sea algo más que sólo el puro ejercicio indiscriminado de la voluntad. Es decir, que no sea sólo querer y poder decidir, sino saber qué querer y qué decidir; y no sólo la proliferación de los derechos sino la capacidad de asumir responsabilidades; incluso, tener acceso a una dimensión no sólo política sino espiritual de la existencia, para lo cual es necesario vivir en un medio cultural y social propenso a esta dimensión de la existencia y no meramente en uno que garantice derechos individuales. Existe una dimensión colectiva de la libertad que no es meramente la suma de las posibilidades de ejercer la libertad individual, sino el resultado de buenas elecciones. Esto es, por supuesto, un tema complejo, sobre el cual puede leerse en este artículo, en el que discutimos estas visiones de la libertad.
En este enlace se puede consultar la lista completa de países y su grado de libertad: https://freedomhouse.org/countries/freedom-world/scores