A medida que progresamos en la vida, aumenta la propensión al consumo: pero también hay que invertir para el futuro.
Muchas veces nos enfrentamos con una problemática referida a que gastamos más dinero del que nos ingresa, o queremos consumir más bienes y servicios de los que podemos económicamente. Esto genera que no podamos ahorrar y que tengamos que trabajar más de lo normal para generar ingresos extras para poder sostener nuestro nivel de consumo. Por ende, nunca vamos a poder invertir para generar esos ingresos extras que a veces son tan necesarios que no sabemos cómo generarlos.
El consumo es la variable más complicada de administrar en los tiempos que vivimos hoy, donde la sociedad se ha vuelto muy consumista. Pensemos en que estamos saliendo de una pandemia por un momento, y vamos a ver que hay un consumo retraído que quiere explotar lo antes posible, ni bien nos liberen para que podamos hacerlo. Pero muchas personas perdieron sus empleos en plena pandemia, entonces esas personas quieren consumir a toda costa, pero no tienen ingresos.
Para lograr el nivel de consumo que queremos tener, debemos trabajar estratégicamente en colocar el ahorro y la inversión como variables clave para resolver esa ecuación de tres piezas que, si la logramos conectar entre sí, vamos a tener una trilogía resuelta que puede llegar a resolvernos la vida hoy y en adelante.
El ahorro lo podemos asociar con la cultura, esa que nos inculcaron de chico o la que supimos desarrollar en base a experiencias de vida. No todos saben ahorrar, por más que generen buenos ingresos. La inversión está asociada a decisiones financieras acertadas a la hora de generar ingresos extras. Ahí es donde más podemos generar incidencias, que pueden ser buenas o malas, según que tan bien asesorados estemos a la hora de invertir.
Consumo
Es el objetivo final que todos queremos, consumir en bienes y servicios lo que ganamos en dinero. Es la fuente de satisfacción de necesidades humanas y una de las principales justificaciones de los esfuerzos que genera trabajar y ahorrar. Ahora analicemos esta dualidad por un segundo, nosotros podemos satisfacer el consumo con el ingreso ordinario o bien con el ingreso extraordinario que genera la inversión.
Pecar de consumista es algo muy común. La ley de rendimientos marginales decrecientes aplica muy bien en esta variable presentada. Los primeros ingresos que generamos los usamos para consumir aquello que es más necesario y que nos produce más satisfacción, entonces cuando consumimos lo que no es tan necesario también cae esa satisfacción. Consumir por necesidad es una cosa y consumir por vicio es otra.
Entonces, ¿qué hacemos para lograr el consumo deseado? Trabajar en el Ingreso Total (Ingreso Ordinario más Ingreso Extraordinario). Si hacemos inversiones que nos generan una renta atractiva, esa proporción de ingreso extraordinario puede ir creciendo y hasta en algunos casos superar al ingreso ordinario. Si logramos internalizar la cultura de que el consumo tiene que ir más asociado al ingreso extraordinario, vamos a poder asociar el consumo al esfuerzo de la inversión y no del ahorro.
Ahorro
Tiene cosas del sacrificio, pero también de la cultura que supimos cautivar. El ahorro es un sacrificio necesario porque es la fuente de financiación de la inversión. Es cultural porque cuando aprendemos que el consumo excesivo es malo y que debemos ahorrar para generar inversión, ya pasa a ser filosofía de vida.
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De acuerdo a la ecuación mencionada al principio de la nota, un esfuerzo en el ahorro se traduce en menor consumo. Pero no por ello tenemos que privarnos de necesidades o de consumir cosas que nos hagan felices. Para no sufrir con eso, hay que trabajar en el ahorro conjuntamente con la inversión y generar un consumo extra que vega asociado a un ingreso extra también.
¿Por qué hay que ahorrar? Ahorrar es construir un capital. Ahorramos para guardar dinero para futuros gastos y para estar líquidos. Cuanto mejor ahorremos (no importa la cantidad que ahorremos, sino la calidad del ahorro), mejor capital vamos a poder construir a futuro. Ahora bien, ahorrando no generamos rentabilidades, y estamos expuestos a la pérdida del poder adquisitivo por inflación, entonces para eso debemos invertir los ahorros.
¿Si no ahorrás, no podés invertir? Depende los riesgos que tomes. Si no estás preparado a nivel cultural (no gastar más de lo que te ingresa), lo aconsejable es que inviertas lo que ahorras, pero no más. Esto es así porque en ese caso vas a estar financiándote con capitales de terceros (préstamo) para aprovechar oportunidades de inversión disponibles. Si estás calzado en plazos y tasas de interés, y tenés la cultura del ahorro generada, vas a ser prudente a la hora de consumir porque sabes que debés dinero y lo tenés que devolver.
Inversión
La inversión es necesaria para acumular capital a lo largo de la vida de una persona. Con el ahorro generamos dinero disponible para ser invertido, no para ser inmovilizado. Inmovilizar el capital genera un costo de mantenimiento y un costo de oportunidad. Necesitamos invertir para generar rentabilidades que nos permitan cubrir el nivel de consumo estándar que tenemos. Se trata de maximizar el consumo, pero con el ingreso extraordinario que producimos invirtiendo, para no afectar al ahorro.
¿Se puede vivir de rentas en Argentina? Mi respuesta es que sí, pero para eso hay que tener perfectamente cerrada la ecuación al inicio planteada del consumo, el ahorro y la inversión. No todos se pueden dar ese lujo, pero no es imposible. Una persona que vive de rentas es porque supo construir un capital a lo largo de su vida lo suficientemente robusto que le permita disponer de una proporción mayor con el ingreso extraordinario para mantener un nivel de vida elevado. Generar una renta por inversiones te va a permitir no solamente mantener ese estilo de vida que tanto queremos, sino disponer siempre de un dinero para contingencias o para gastos extraordinarios.
Cuando se habla de inversión, a diferencia del ahorro, entra en juego el nivel de riesgo y el horizonte temporal que acepta cualquier persona una vez que decide invertir en algo. La tolerancia al riesgo depende mucho de la experiencia y el conocimiento que tengamos invirtiendo, pero es importante saber que, si queremos lograr objetivos financieros en la vida, tenemos que tomar riesgos. El riesgo cero no existe en ningún negocio. Por otro lado, el horizonte temporal es importante también porque está asociado a la necesidad de disponer de ese dinero destinado a la inversión, pero cuanto más tiempo podamos dejar el capital invertido más rentabilidad vamos a tener y mayor ingreso extraordinario vamos a generar para mantener y hasta elevar nuestro nivel de vida.
¿Ahora que sabemos que hay que invertir, y que entra en juego la propensión al riesgo y el horizonte temporal, en qué invertimos? Hay muchas opciones de inversión hoy en Argentina. Hoy una opción atractiva es en economía real, principalmente en el campo argentino, que genera riqueza año tras año e ingreso de divisas por exportaciones, donde los retornos que se pueden obtener en dólares son superiores al 10% anual. Las inversiones más tradicionales como los plazos fijos bancarios o comprar propiedades para alquilarlas, ya no dejan una rentabilidad atractiva que permita generar ese ingreso extraordinario que supere al ingreso ordinario. En consecuencia, podría verse afectado el consumo y el ahorro.
A medida que vamos progresando en nuestra vida, aumenta nuestra propensión al consumo. Necesitamos consumir para vivir el presente, e invertir para construir nuestro futuro. Pero si no se ahorra, la inversión es imposible y, por ende, el ahorro es un sacrificio necesario.
Solo podríamos aumentar nuestro nivel de vida si generamos más ingresos. Entonces lo que aconsejo es que el ingreso extraordinario determine el consumo extraordinario y mantener el ahorro atado a la inversión. De esta manera, estamos equilibrando la ecuación en dos perspectivas: invertir para generar rentas, y consumir condicionado al esfuerzo de esa inversión.
El concepto es invertir pero con inteligencia. Hay que saber invertir, si no se tiene el conocimiento y la experiencia, toca asesorarse por gente especializada en inversiones. Hay que hacer un poco de investigación de mercado, lo primero que aconsejo es definir el nivel de riesgo y horizonte temporal. Luego, investigar la industria donde uno quiere poner sus ahorros a producir riqueza, ver si es una industria que se potenció con la pandemia y si tiene perspectivas de crecimiento sostenidas en el largo plazo. Finalmente, buscar referencias de las empresas en donde uno quiere invertir, que estén legitimadas y con buena reputación favorece mucho la decisión final.