En México, aunque no exista terrorismo en el sentido tradicional, la posible designación de organizaciones criminales como grupos terroristas por parte de Estados Unidos impone un nuevo modelo de Compliance. Este modelo no tolera la simulación y exige un cumplimiento riguroso; de lo contrario, cualquier empresa con vínculos —incluso sospechosos— con el crimen organizado global y multidimensional podría enfrentar sanciones severas conforme a diversas leyes federales de EE.UU. (FCPA, RICO, OFAC, Patriot Act) y México (CP, LFDO, LED, LIC).
El impacto de esta nueva realidad regulatoria abarca múltiples riesgos: uso de recursos de pro-cedencia ilícita, sobornos, corrupción, narcotráfico, financiamiento ilícito y crimen organizado trasnacional. Las sanciones pueden incluir multas millonarias, pérdida de licencias comerciales, inhabilitación para contratos gubernamentales, congelamiento de cuentas bancarias, extinción de dominio e incluso la disolución de la empresa. Además, los directivos podrían enfrentar cargos criminales con penas de prisión.
Un entorno de guerra híbrida y digitalización acelerada
El actual escenario geopolítico se ve impactado por la evolución de la guerra híbrida, una combinación de tácticas convencionales e irregulares que, en un mundo hiperconectado, incorpora elementos como hiperincertidumbre, desestabilización política, desinformación, postverdad y uso de transferencias digitales de recursos y criptomonedas no reguladas en el ciberespacio.
Ejemplo de la volatilidad del entorno digital es lo ocurrido con Elon Musk, cuyo el simple uso de un emoticón en su cuenta de X, en respuesta a un artículo de Wall Street Mav (22 de enero), fue suficiente para generar interpretaciones sobre una posible defensa de Carlos Slim en el sector de telecomunicaciones (10 de febrero).
La infiltración del crimen organizado en sectores estratégicos
Las organizaciones criminales han expandido su presencia en sectores menos visibles pero estratégicamente relevantes. Con certeza, ya operan en una franja gris de la economía legal e impactan significativamente en la economía informal. Sectores afectados incluyen:
Energético y combustibles
Minería y agroindustria (limón, aguacate, tortilla)
Control de abasto y distribución
Call centers especializados en extorsión
Barberías utilizadas como puntos de distri-bución de drogas
Logística y transporte de carga y mensajería
Industria turística en América Latina (casos destacados en República Dominicana y México)
Hacia un nuevo paradigma de seguridad corporativa
El desafío actual no se limita al cumplimiento normativo, sino que exige una anticipación pro-activa a los riesgos en un entorno cada vez más dinámico y globalizado. Un ejemplo clave es la seguridad de la información, que enfrenta ame-nazas como el ciberespionaje y el uso de sofisti-cadas herramientas de inteligencia, tales como:
IMINT (Inteligencia de Imágenes)
SIGINT (Inteligencia de Señales)
TECHINT (Inteligencia Técnica), comúnmente asociada con el espionaje telefónico
Sin embargo, el mayor desafío radica en fortalecer el eslabón más vulnerable dentro de la trifecta fundamental de Talento, Procedimientos y Tecnologías, asegurando que cada uno de estos elementos esté alineado con las mejores prácticas en gestión de riesgos y seguridad.
Hoy, en el séptimo aniversario de Cyber Black, empresa en la que tengo el honor de presidir el Consejo de Administración, reafirmamos nuestro compromiso con la excelencia mediante una propuesta de valor basada en la profesionalización del talento humano. Esta iniciativa se sustenta en principios de Gobierno Corporativo, innovación constante y un sólido trabajo en equipo, impulsado por una Cultura Organizacional positiva.
En este contexto, es fundamental apostar por el cumplimiento normativo y la formalidad, ofreciendo soluciones de alcance internacional en gestión de riesgos, seguridad privada, inteligencia, ciberseguridad y capacitación certificada por el Consejo Nacional de Normalización de Compe-tencias Laborales (CONOCER).
Todas las organizaciones cuentan con activos de información esenciales para alcanzar sus objetivos estratégicos. En muchos casos, su ventaja competitiva proviene directamente de la información estratégica, comercial y organizacional generada a través de la creatividad e innovación.
Por ello, la pérdida de estos activos o su acceso no autorizado por parte de terceros puede generar un impacto significativo en la organización, afectando su inversión en talento humano, tiempo, operaciones, finanzas, procesos y propiedad intelectual. Garantizar la protección y gestión efectiva de la información es, por tanto, un factor crítico para la sostenibilidad y el éxito empresarial.
Estrategias clave para la protección de activos de información
La salvaguarda de los activos de información requiere un enfoque integral que combine diversas estrategias para mitigar riesgos y garantizar la seguridad organizacional. Entre los principales componentes de esta protección se incluyen:
Medidas de seguridad: Implementación de controles físicos, lógicos y administrativos para prevenir accesos no autorizados.
Protecciones legales: Aplicación de normativas y marcos regulatorios para resguardar la información y la propiedad intelectual.
Prácticas de gestión: Desarrollo de políticas, procedimientos y protocolos que fortalezcan la gobernanza de la seguridad de la información.
Contramedidas de contrainteligencia: Seguridad en las comunicaciones para prevenir interceptaciones, filtraciones y espionaje corporativo.
Forense digital: Respuesta ante ciber-ataques y desinformación que puedan afectar la reputación de la marca, mediante:
- Extracción conceptual y comprensión del contexto
- Desafío a la desinformación y detección de manipulación
- Identificación de fuentes y verificación de autenticidad
Estas acciones se potencian con el uso de ciberinteligencia de amenazas, monitoreo de redes sociales y estrategias avanzadas para la prevención del fraude.
