El crecimiento y la consolidación del sector ecoturístico en España no están exentos de necesidades, como más promoción y digitalización
Escoger destinos emergentes con menor carga turística y más sostenibles; realizar visitas a lo largo del año, favoreciendo la desestacionalización, o inclinarse por escapadas breves y planes locales que completen la experiencia viajera. Tres de las 10 preferencias que guiarán al turista español en 2025 (según Hosteltur) apuntan hacia un sector que sigue cogiendo vuelo desde la pandemia, el ecoturismo. Más señales: el Instituto de Turismo de España (Turespaña) ha escogido Cáceres, “destino de naturaleza e interior”, como sede de su próxima convención anual —del 7 al 9 de octubre—, dedicada al turismo experiencial, y ese mismo mes —del 22 al 24— Barcelona acogerá el Global Ecotourism Forum, encuentro internacional que prevé reunir a unos 1.000 participantes (entre presenciales y conectados) para “dar un paso más allá”, explica Marc Vilahur, director general de Políticas Ambientals y Medio Natural de la Generalitat de Cataluña, “y ayudar a hacer una reflexión sobre cómo podemos hacer, en la medida de lo posible, que el turismo en Cataluña sea el más sostenible posible”.
La cita se orienta hacia los desafíos que afronta “el ecoturismo que queremos en la próxima década”, apunta Marianela Camacho, directora de comunicación de Global Ecotourism Network (GEM), organización que ha participado en la configuración del programa, y que junto a EuroParcs o la International Ecotourism Society estarán presentes en Barcelona. Desde el reto que supone la crisis climática y sus eventos extremos, “y todo el tema de la compensación de carbono”, desgrana Camacho, hasta hablar de ecoturismo universal, planteando un “diseño universal de experiencia para incluirnos a todos”; determinar “cuál es el papel del ecoturismo en la regeneración de la naturaleza”, o abordar la adaptación a la innovación y la tecnología, “importantes en los nuevos escenarios para desarrollar experiencia en las comunidades locales”.
Alto valor añadido
Que Cataluña y España sean escenario de este encuentro global —“el primero se celebró hace 20 años” recuerda Vilahur—, no es casualidad. Si la primera es “la región con más certificaciones de la Carta Europea de Turismo Sostenible”, destaca el responsable de la Generalitat, las cifras del Observatorio de Ecoturismo en España 2024 (único informe existente) arrojan un positivo crecimiento moderado que apuntala la consolidación del sector. No solo porque la facturación media de las más de 400 empresas participantes en el estudio haya aumentado un 2,4% respecto a 2023, sino por el “altísimo valor añadido” que aporta la actividad, subraya Amanda Guzmán, gerente de la Asociación de Ecoturismo en España (AEE), responsable del dosier. “Por la calidad del empleo [seis fijos y tres eventuales de promedio en, generalmente, microempresas que fijan población en el medio rural], por cómo contribuye a la conservación [el 77,3% realiza acciones directas que ayudan a preservar la biodiversidad]”, y, resalta Guzmán, por su aportación a la igualdad: el 54,7% de los puestos fijos y el 52,6% de los eventuales están ocupados por mujeres.
Observación ornitológica en la zona de Cangas de Onís (Asturias) durante una experiencia de ecoturismo científico sobre la reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa.
Observación ornitológica en la zona de Cangas de Onís (Asturias) durante una experiencia de ecoturismo científico sobre la reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa.
Glenn Jampol, presidente de GEN, recuerda desde Costa Rica a través de videoconferencia que España es el segundo país del mundo en recepción de viajeros extranjeros y el líder europeo en biodiversidad —aporta 2.113 espacios protegidos a la Red Natura 2000 que suman 288.935 kilómetros cuadrados, el 27,3% del territorio nacional—, y que el reto para nuestro país estriba en “cómo manejamos ese [volumen de] turismo con la posibilidad de ofrecer esa biodiversidad como una atracción específica y fuerte”.
Aunque ambos expertos rehúyen la aspiración a un boom ecoturístico —“nunca sería compatible con la conservación de la naturaleza; no sería bueno en ningún caso”, sentencia Guzmán—, sí coinciden en que hay que asegurar su correcto desarrollo. Empezando por diferenciarlo del turismo sostenible u otras experiencias en la naturaleza. El turismo activo comparte escenario con el ecoturismo, “un espacio natural, normalmente bien conservado”, aclara Guzmán, “y puede ser sostenible si se hace bien, pero cuando vas a correr la naturaleza, no vas a conocer esa naturaleza”, diferencia. La experiencia ecoturista debe sensibilizar, dar a “conocer los valores naturales y culturales del territorio”. Y añade otra condición clave: “debe tener un impacto positivo, contribuir a la conservación de ese entorno y su biodiversidad, y apoyar el desarrollo socioeconómico de la gente que vive en ese territorio”.