Los hackers penetran en sistemas informáticos ajenos y roban datos, manipulan sistemas, chantajean al propietario. Estos son los llamados «sombreros negros». Pero los hackers también pueden asegurar sistemas, son los denominados «sombreros blancos».
Los hackers ya no son el demonio encarnado, como se les consideraba hace solo algunos años.
Si bien en los años 80, el ataque de los 414s puso a los piratas informáticos contra las cuerdas, hoy existe una variedad de opciones para quienes se dediquen a hackear sistemas .
Por ejemplo, tenemos a los ‘white hats’, que son los chicos buenos. Ellos hackean sistemas a pedido para detectar fallas y aumentar la protección ante amenazas reales.
Por otro lado, los sombreros grises caminan en el límite entre lo moralmente correcto y lo que no lo es. Y en el lado oscuro de la fuerza cibernética están los ‘black hats’, que básicamente son los delincuentes digitales.
En la acera del frente se encuentra la justicia, que aún no decide cómo reaccionar ante la tarea de estos informáticos.
Por un lado están quienes se dedican al crimen, y por otro, los que exponen datos valiosos. El caso de los Panama Papers , por ejemplo, nunca hubiera salido a la luz si no fuera por el trabajo de hackers.
